lunes, agosto 04, 2008

En Moscú


En las dos últimas temporadas, nos ha tocado viajar a Moscú. En el primero de los viajes pudimos hacer algo de turismo, siempre escoltados por la policía; esto no es por problemas de seguridad, como cabría pensar, sino porque el tráfico es tan caótico, que si no nos hubiera abierto paso la policía, aún no habríamos llegado al partido.

Es curioso que, con el frio que hace, en cuanto entras en un pabellón parece que estés en el Caribe. Hace calor, mucho calor. Desde luego, sería imposible practicar deporte sin el pedazo de calefacción que tienen. En los autobuses pasa lo mismo. Son viejos, tanto que parece que en cualquier momento se vayan a parar.

De camino a la reunión de delegados el coche en el que íbamos pinchó una rueda. Normal, son tan viejos como los autobuses pero encima conducen continuamente por los arcenes para adelantar. Bueno, parece que no llegábamos a la reunión. La chica que hacía de guía baja del coche, me hace bajar a mi y, en medio de la autovía para al primer coche que viene a toda velocidad. Después de unos segundos de conversación me dice que suba que nos lleva al pabellón. De camino allí me dice que es habitual utilizar los turismos particulares como taxis. Eso sí, se debe negociar antes el precio para no llevarte sorpresas.

Otra cosa curiosa es la forma en que nos daban el agua para los entrenamientos. Sacan garrafas de 10 litros y vasos. En lugar de un entrenamiento parece una fiesta de estas ligth que se han puesto de moda ahora para los menores de edad. En la foto, nuestro jefe de prensa demostró su pericia sirviendo "cubatas de agua".

Lo mejor los hoteles. No hay tiempo para aburrirse. Nunca tienen la comida preparada, la sala de video hasta última hora no está abierta, es dificil encontrar a alguien que hable inglés, los directores (siempre nos han tocado mujeres, ¡qué curioso!) parecen sacados de una película de la KGB.....en definitiva: ¡un drama de hoteles!.

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